Centro de Estudios Wilhelm Reich

CENTRO DE ESTUDIOS WILHELM REICH. Buenos Aires. Argentina

martes, 23 de agosto de 2016

Los últimos días de Reich


(artículo aparecido en el 2007)
Cuando murió en una cárcel norteamericana, atrapado por los “pequeños fascistas” de los que había huido toda su vida, Reich había conseguido esconder unas doscientas cajas con material para ser abierto sólo 50 años después de su muerte. 
El objetivo era salvar sus papeles del macartismo. El material no era menor: Reich fue médico, miembro de la Asociación Psicoanalítica, estudiante de neuropsiquiatría, asistente en el Policlínico vienés dirigido por Freud y un psicoanalista que se alejó de la burguesía para trabajar con las clases obreras cuando los partidos comunistas desconocían el psicoanálisis. Además, fue pionero de los reclamos por anticonceptivos gratuitos, derechos reproductivos, derogación de leyes contra el aborto y la homosexualidad y modificación de leyes sobre matrimonio y divorcio. Ahora, a 50 años de su muerte, la Universidad de Harvard anunció que abrirá aquellas cajas del autor de Psicología de masas del fascismo, un hombre que murió solo y encerrado tras décadas de lucha por la liberación de todos.
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por Osvaldo Baigorria
“¿Por qué razón millones de personas habrían de respaldar su propia represión?” “¿Qué sucede en el interior de las masas cuando éstas son llevadas a seguir a un partido o líder diametralmente opuesto a sus propios intereses?” Las preguntas formuladas por Wilhelm Reich cuando surgió el nazifascismo en Europa fueron arrojadas a un incinerador en medio de seis toneladas de libros, periódicos y manuscritos de ese autor destruidos por orden judicial en Nueva York hace medio siglo. Aunque las llamas del macartismo fuesen menos visibles que las hogueras nazis que dos décadas antes habían quemado algunos de esos mismos títulos, el gesto era casi el mismo. Y parecía dar la razón a Reich, pese a que había indicios de que éste podría haberla perdido por completo.
Ex psicoanalista, ex marxista, subversivo político-sexual, charlatán, curandero, pseudoinventor, esquizofrénico y “paranoico con delirios de grandeza” según el psiquiatra de la prisión donde pasó sus últimos días, Wilhelm Reich no hizo mucho para sacarse de encima los rótulos que lo destinaron a la exclusión y al olvido. Después de seis meses de encarcelamiento, convencido de haber caído en manos de los “pequeños fascistas” que le pisaron los talones durante toda su vida, murió de un ataque cardíaco en la madrugada del 3 de noviembre de 1957.
Poco antes de ingresar a la cárcel había logrado ocultar dentro de un armario y de un cuarto oscuro para revelado fotográfico unas doscientas cajas con material impreso que, según su testamento, debía permanecer oculto en un lugar a salvo de “destrucción y falsificación histórica” hasta cincuenta años después de su muerte. El plazo se ha cumplido. El Museo Wilhelm Reich y la Universidad de Harvard podrán abrir al público los archivos guardados durante medio siglo. Sin embargo, la espera de una época más propicia pudo haber sido inútil. El mundo ha cambiado mucho aunque no tanto ni en la mejor dirección. Si Reich viviese, volvería a confirmar que el fascismo era algo más que un fenómeno europeo de la primera mitad del siglo XX.

Orgasmo contra el capitalismo

Nacido en 1897 en una región del imperio austrohúngaro llamada Galizia, dentro de una familia judía no practicante de lengua alemana, Wilhelm Reich fue oficial en la Primera Guerra Mundial, graduado en medicina en la Universidad de Viena, miembro de la Asociación Psicoanalítica, estudiante de neuropsiquiatría y asistente en el Policlínico vienés dirigido por Freud en los años ‘20. Pero como psicoanalista siguió un desvío hacia la izquierda que lo llevaría a una teoría propia de análisis del carácter y a una militancia político-sexual cuando los partidos comunistas o socialistas no se interesaban en la sexología ni en la prevención de la natalidad. En 1928 ingresó al Partido Comunista austríaco y fundó la Asociación Socialista de Información e Investigaciones Sexológicas. En vez de trabajar con la burguesía vienesa, se dedicó a aconsejar a obreros en los goces del sexo no reproductivo, en el derecho a las relaciones entre menores de edad y en el más allá del matrimonio monogámico. También empezó a experimentar con técnicas de contacto corporal y ejercicios respiratorios en dirección a una terapia propia desarrollada en completa ruptura con la sesión psicoanalítica.
Sus libros Análisis del carácter y La función del orgasmo, escritos a fines de los años ‘20, expresan esa deriva teórica y política en la que Reich fue cautivado por la idea fija de liberar lo que llamaba la “vida sexual natural” de todas sus trabas externas, sociales, para garantizar la salud psíquica. El corolario fue cierta obsesión con la relación genital heterosexual y con un idealizado “reflejo orgásmico” o experiencia de entrega al flujo de energía biológica sin inhibiciones.
Ante la Revolución Rusa, Reich fue más que progre: reivindicó la abolición del matrimonio patriarcal y la legislación soviética sobre educación sexual y control de la natalidad de 1917-18. Pero cuando pocos años más tarde se promulgaron leyes antihomosexuales y se establecieron nuevas trabas al aborto, analizó críticamente la “reacción sexual” en Rusia en su libro Die Sexualität im Kulturkampf (La sexualidad en la lucha cultural), que en 1944 se editaría en inglés como The Sexual Revolution.
Publicado por primera vez en Viena en 1930, al tiempo en que Reich se mudaba a Berlín y se incorporaba al PC alemán, La revolución sexual cuestionaba a la institución del matrimonio y a la familia patriarcal como fuentes de frustración, discutía conflictos de la sexualidad infantil y juvenil en el capitalismo y analizaba los problemas de comunas, soviets y otras nuevas formas de vida en una revolución socialista. Hoy el texto presenta contenidos que pueden parecer moderados o incluso reaccionarios en el mundo de la diversidad del goce, en especial por su defensa de un “carácter genital sano” de la pareja heterosexual, aunque alguna sugerencia inocente todavía pueda tener sentido, como su crítica a las relaciones de corta duración por insatisfactorias y su recomendación de acoplar ternura con sensualidad en el sexo infantil y adolescente.
En Berlín, Reich fue pionero de los reclamos por anticonceptivos gratuitos, derechos reproductivos, derogación de leyes contra el aborto y la homosexualidad y modificación de leyes sobre matrimonio y divorcio. De acuerdo con el Comité Central del PC, creó la Asociación Alemana por una Política Sexual Proletaria, abreviada y más conocida como Sex-Pol, que llegó a tener unos 20.000 miembros. Y desarrolló la investigación militante que lo llevaría a Psicología de masas del fascismo. Publicado en 1934, este libro prohibido de inmediato por los nazis alemanes e incinerado luego por la derecha norteamericana también le costaría a Reich su expulsión del PC por “compartir las posiciones del trotskismo contrarrevolucionario” y sostener que “la clase obrera alemana ha sufrido una enorme derrota”. El texto influiría más tarde en la investigación dirigida por Theodor Adorno en la Universidad de Berkeley a fines de los 40, cuyo resultado fue La personalidad autoritaria.

El sargento interno

Psicología de masas del fascismo se ocupó en analizar cómo la ideología o programa de un führer puede triunfar gracias a su semejanza con la estructura psíquica promedio de una amplia categoría de individuos. Para Reich, el fascismo no era sólo un fenómeno transitorio y de límites geopolíticos precisos, como creía la mayor parte de la izquierda europea de entreguerras. El fascismo es “la expresión políticamente organizada de las estructuras de carácter del hombre medio”, el producto de una actitud emocional básica de quien está sojuzgado por la autoridad. El fascista es el “sargento mayor” en el ejército gigantesco de una civilización “profundamente enferma e industrializada”. Y su célula germinal es la familia patriarcal, en la que se educa a todos en la obediencia y se reprime sexualmente a niños y mujeres en particular.
Hoy puede decirse que Reich tenía una concepción simplista, centrada sólo en las funciones negadoras o prohibitivas del poder. Pero varias de sus preguntas e intuiciones siguen siendo relevantes en zonas y tiempos de peligro. Su insistencia en que el combate antifascista no debía acotarse a las estructuras macropolíticas sino incidir sobre la familia, la educación, la cotidianidad de la cultura, dejó su marca en aquellos grupos que armaron las primeras banderas del derecho a la diversidad sexual. Poco antes del Mayo Francés, los libros de Reich influirían en Daniel Cohn-Bendit y otros activistas de la campaña contra la separación por género en los dormitorios universitarios. Nunca se sabrá cuántas víctimas del uso y abuso de camas compartidas habrán caído seducidas por el llamamiento reichiano “Es preciso transformar la rebelión sexual de la juventud, secreta o abierta, en una lucha revolucionaria contra el orden capitalista”, pero desde esa base o terruño varios movimientos se pusieron en marcha, y sus efectos fueron cada vez más visibles. En Argentina, el documento Sexo y revolución, publicado en el ‘73 por el Frente de Liberación Homosexual, condenaba a la prohibición y la “castración sexual” en términos de la retórica reichiana: “La figura autoritaria del padre es reproducida en la figura del policía, del patrón, del Estado...”. Antes del golpe del ‘76, los primeros reclamos de derogación de los edictos policiales, abolición de la censura y libre circulación urbana de menores, putas, travestis, taxi boys, etc., avanzaron bajo la consigna reichiana “por una política sexual” firmada de puño y letra por Néstor Perlongher, uno de los fundadores del grupo Política Sexual, así llamado en homenaje al creado en Alemania en la década del ’30.

Palabras sucias

Por cierto, las asociaciones alemanas de pedagogía sexual proletaria no podían tener larga vida durante el ascenso del nazismo. Reich tuvo que emigrar a Dinamarca, Suecia y Noruega, países en los que registró un tratamiento hostil por parte de los psiquiatras y la prensa, y en 1939 abandonó definitivamente Europa para afincarse en EE.UU. Allí enseñó y ejerció la psiquiatría, y se dedicó por entero a sus manipulaciones del “orgón” o unidad de energía vital con la que trató de curar diversas enfermedades. Experimentó con pacientes sentados dentro de cajas “acumuladoras de orgón” y también realizó inventos dudosos, como un cañón con el que trataba de influir sobre las nubes para atraer la lluvia.
No tardó en ser perseguido durante los años sombríos del macartismo. Primero fue investigado por el FBI bajo sospecha de ser un agente extranjero. Luego, la Food and Drug Administration, que actuaba como servicio de inteligencia para espiar y controlar métodos no aceptados por el establishment médico-farmacéutico, denunció a las “cajas orgónicas” como fraude. En 1954, un juez ordenó que todos los materiales escritos que mencionaran “energía orgónica” fuesen destruidos. Y prohibió la publicación de Psicología de masas del fascismo, entre otros libros, hasta que toda referencia al “orgón” fuese eliminada.
En 1956, cuando Reich se negó a una citación judicial aduciendo que un tribunal no es el lugar idóneo para discutir cuestiones científicas, se lo condenó a dos años de prisión por desacato y violación a las leyes de drogas y alimentos. Terminó sus días en la penitenciaría federal de Lewisburg, Pensylvania, la misma en la que fue recluido el editor Samuel Roth, responsable de la reedición y venta clandestina del Kama Sutra y El amante de Lady Chatterley, entre otros libros interdictos por las leyes de obscenidad y pornografía.
Pasaron cincuenta años. Ya no existen quemas de libros ni censura editorial del mismo carácter que en el macartismo, aunque el FBI y otras agencias han aumentado su poder de espionaje legal e ilegal sobre grupos e individuos desde septiembre de 2001. La ofensiva neoconservadora se ha centrado en otras áreas, como prohibir y multar la emisión radial y televisiva de insultos y palabras “sucias”. O influir sobre el financiamiento federal de programas de educación sexual para que se suprima información sobre el uso de condones. Luego de atravesar la modificación de conductas de los años ‘60 y ‘70, el nuevo reciclado de viejas prohibiciones sugiere que algunas sospechas de Reich no estaban tan erradas. Que el autoritarismo no cede terreno fácilmente en ninguna región del planeta. Que la apertura de espacios de libertad como efecto de una modernización estructural no está garantizada por ningún destino. Que la despenalización de ciertas prácticas –pongamos por caso el aborto– no tiende a generalizarse por “goteo” desde la elite hacia las masas. Y que nada está escrito en el futuro de algún libro de la historia. Es probable que, sin un pequeño o gran empujón, muchos cambios de leyes tácitas o escritas que ordenan las costumbres no hubieran tenido lugar. Ni ayer ni hoy. Ya no se habla de “revolución” sino de “diversidad” y en vez de “liberación” se dice “visibilidad”. Con todas sus limitaciones, delirios y desvaríos, Wilhelm Reich fue una de las voces que más empujó en esta dirección.

Quién le teme a WR?

¿Quién le teme a Wilhelm Reich?
Gérard Guasch*

Si Reich fue un loco y los individuos que nos gobiernan, los del Pentágono y Westminster, están cuerdos, el mundo es un lugar bastante extraño... No soy discípulo de Reich. Sólo soy un individuo que ve en Reich un genio, un hombre de gran percepción y de infinita humanidad, un hombre que, con decisión, se puso del lado de la juventud, de la vida, de la libertad.
A. S. Neill, Hablando sobre Summerhill.


Figura emblemática de los movimientos de protesta juvenil en los años sesenta, Wilhelm Reich fue “el hijo terrible” del psicoanálisis. Discípulo disidente de Freud y principal representante de la izquierda freudiana, fue un agudo crítico social, un investigador intrépido, un ardiente defensor de la vida y, en muchos terrenos, un precursor. Por desgracia, malquerido por las escuelas psicoanalíticas tradicionales y en gran parte “olvidado” por las universidades, sus aportaciones originales son todavía demasiado poco conocidas. ¿Será que aún se tiene miedo de sus ideas y su radical denuncia de la sociedad opresiva?

Ilustraciones de Sergio Bordón
Un hombre loco por la vida
Reich nunca fue un pensador “encerrado en su santuario” (como decía Freud de sí mismo), sino un hombre de terreno y de acción, un hombre que buscó apasionadamente defender la vida y en quien siempre cohabitaron el investigador, el político y el terapeuta. Su vida entera así lo demuestra.
El 24 de marzo de 1897 nace en el seno de una familia judía acomodada que vive en una provincia fronteriza del imperio Austro-Húngaro, la Galicia. Es en este ambiente medio rural medio burgués que el pequeño Willi crecerá. Muy pronto al tanto de las cosas de la vida, observa los animales, colecciona los insectos, monta a caballo. Toda su vida conservará el gusto de estar en comunión con la naturaleza, el agua, el cielo. Arruinado por la desdicha (su madre se suicida cuando él tiene apenas catorce años; tres después muere su padre) y por la guerra (el ejército ruso invade la propiedad familiar) se alista y participa en la primera guerra mundial. De regresó a Viena se inscribe en Derecho, pero pronto pasa a Medicina. Estudiante pobre, tiene que ingeniárselas para sobrevivir. Se apasiona por la biología, la filosofía (Bergson en especial) y el psicoanálisis. Una cuestión le inquieta: “¿Qué es la vida?” Convencido de que la sexualidad es “el eje alrededor del cual gira tanto la vida social como la vida íntima del individuo”, en 1919 participa con unos compañeros de facultad en la organización de un seminario sobre sexología, lo que le lleva a conocer a Freud quien lo recibe con gran cordialidad.
Con sólo veintitrés años y siendo todavía estudiante, es admitido como miembro de la Sociedad Psicoanalítica de Viena. Le gusta debatir con los “padres fundadores”. En 1922 participa en la creación del Dispensario Psicoanalítico y del Seminario de Técnica Psicoanalítica. Freud lo considera como uno de sus más brillantes alumnos, pero él (rechazando en especial la idea de pulsión de muerte) no tarda en manifestarse como un hijo rebelde. En 1924 se recibe como psiquiatra. En 1927, publica Die Funktion des Orgasmus (La función del orgasmo), obra en la que, mucho antes que Masters y Johnson, analiza en forma detallada la respuesta orgásmica en el hombre y en la mujer.
Sensible a las necesidades de las masas y considerando que “la existencia humana está determinada por unos procesos instintivos y socioeconómicos” denuncia la miseria social, emocional y sexual generada por la sociedad capitalista y se lanza a la acción directa. Al mismo tiempo, se propone realizar una síntesis entre las ideas de Marx y Freud. Abre clínicas de salud sexual en Viena para impartir consultas, consejos y medios anticonceptivos gratuitos. En septiembre de 1929, viaja a la Unión Soviética donde conoce a Vera Schmidt, psicoanalista famosa por sus experimentos pedagógicos en el Hogar Experimental de Niños.
En 1930 deja Viena por Berlín. Antes de irse, visita a Freud en su residencia de verano; será la última vez que los dos hombres se verán. En septiembre presenta una comunicación en el III Congreso internacional por la reforma sexual: “Necesidades sexuales y reforma sexual”. Participa activamente en la creación y animación de un vasto movimiento para la política sexual proletaria, la Verlag für Sexualpolitik (Sexpol) que, en pocos meses, logra reunir a decenas de miles de miembros. Publica la primera versión de lo que se convertirá después en La revolución sexual. Sostiene que la lucha por la liberación sexual es un paso previo para una revolución política más amplia; ideas que influyeron profundamente en los movimientos de protesta de los años sesenta. Publica un pequeño manual de educación sexual para los adolescentes: La lucha sexual de los jóvenes. En aquel entonces, ya algo distanciado de los círculos psicoanalíticos ortodoxos llama a su enfoque personal, economía sexual. El Partido comunista alemán, al cual pertenece, prohíbe la difusión de sus escritos. En estos años recibe en análisis a Fritz Perls, el fundador de la Terapia Gestalt que no olvidará lo que aprendió con él. 1933 verá parecer una obra de gran importancia ¡y todavía actual!: La psicología de masas del fascismo, en la cual, partiendo de la pregunta: “¿qué entorpece el desarrollo de la conciencia de responsabilidad en la gente?”, analiza el fenómeno de la victoria del fascismo, destacando el papel del irracionalismo y de la represión sexual en el origen de las dictaduras. “Todo orden social produce en la masa de sus componentes las estructuras de carácter que necesita para alcanzar sus fines”, dice, y puntualiza: “La mentalidad fascista es la del pequeño hombre mezquino, sometido, ávido de autoridad y a la vez rebelde.” No tardará en condenar cualquier forma de fascismo sea éste “blanco” o “rojo”. En El análisis del carácter, publicado el mismo año, da cuenta de su nuevo enfoque analítico. Según él, las defensas psíquicas, íntimamente ligadas al carácter, forman en cada uno de nosotros una “coraza caracterial”. Criticado por los psicoanalistas ortodoxos por su militantismo político, ese mismo año es expulsado del Partido Comunista alemán por sus ideas “demasiado psicoanalíticas”. Entonces se exilia en Dinamarca. En Berlín sus libros son quemados públicamente con los de Freud y otros autores judíos por orden de los nazis. En 1934 publica Materialismo dialéctico y psicoanálisis. La Asociación Psicoanalítica Internacional lo expulsa por sus ideas “demasiado políticas”. En octubre se traslada a Noruega.
En pos de la energía
Cada vez más deseoso de poner en evidencia la realidad física de la energía vital (que llama “bioenergía”), lleva a cabo diversos experimentos originales en Oslo, uno de ellos “sobre la naturaleza bioeléctrica del placer y de la angustia”. Esto lo lleva a considerar al ser humano como un sistema energético en el cual las funciones psíquicas y corporales no pueden ser separadas. Considerando que había descubierto una forma de transición entre lo vivo y lo no-vivo bajo la forma de una microscópica vesícula llena de energía, llama a ésta “bion”. En este período agrega al concepto de “coraza caracterial” el de “coraza muscular” y desarrolla una nueva forma de psicoterapia que completa su técnica de análisis del carácter: la vegetoterapia-caracteroanalítica. Ésta, mediante la movilización de los músculos y la respiración, favorece movimientos vegetativos en el cuerpo y liberaciones emocionales, dando así paso a la expresión corporal y emocional sobre la expresión verbal. Hablando de su experiencia personal con Reich, A.S.Neill (1883-1973) dice: “En seis semanas de tratamiento adquirí una capacidad de reacción y de equilibrio emocional mucho más grande de lo que había podido adquirir a lo largo de varios años de tratamientos convencionales.”
Publica La sexualidad en el combate cultural y analiza “el caos sexual”. En esta época se puede apreciar su pasaje del materialismo dialéctico al funcionalismo energético. En 1939, considerando que había puesto del todo en evidencia la naturaleza biofísica de la energía vital universal, la llama “orgón”. En agosto, deja Europa para instalarse en Estados Unidos. Ahí imparte clases en la New School for Social Research en Nueva York, reinstala su laboratorio y retoma sus investigaciones sobre el cáncer. Inventa un sencillo dispositivo para acumular la energía atmosférica (acumulador de orgón) que experimenta primero en ratones y luego en humanos.
En 1941 sostiene una larga entrevista con Einstein acerca de su acumulador. Sigue desarrollando sus ideas sobre “la democracia del trabajo”. El 12 de diciembre, a las 2 de la madrugada, agentes del FBI lo sacan de la cama y lo llevan a Ellis Island, “la isla de las lagrimas”. Como Alemania había invadido Austria, se considera que Reich pertenece a una nación enemiga. Enterado de la situación, su amigo el antropólogo Bronislaw Malinowsky, le escribe el 31 de enero de 1942, cuando ya lo habían liberado: “Todo este asunto era, por supuesto, ridículo pues nadie que estuviera en su juicio puede sospechar que albergaba usted tendencias o simpatías pronazis. A pesar de lo cual, estas cosas son siempre extraordinariamente penosas.”

Fotos: www.quickiwiki.com/es
Al año siguiente, en El descubrimiento del orgón I: la función del orgasmoresume la evolución de muchos años de investigación. Después de haber adquirido una gran propiedad en Rangeley, Maine, Reich decide vivir allí e instalar un centro de investigación y docencia para continuar sus experimentos, Orgonon, donde organizará cursos internacionales de verano. Demuestra que sus acumuladores pueden disminuir el dolor y mejorar el estado general de los pacientes con cáncer terminal. En 1945 publica (en inglés) La revolución sexual, obra a la cual sucederá Escucha, hombrecito, llamada de atención al hombre “neurótico-normal”, y El descubrimiento del orgón II: la biopatía del cáncer. Hablando de sí mismo en esos años, Reich dice:
Los psicoanalistas neuróticos me califican de esquizofrénico, los comunistas fascistas me combaten como trotskista, las personas sexualmente lascivas me han acusado de poseer un burdel, la policía secreta alemana me persiguió como bolchevique, la estadunidense como espía nazi, los charlatanes de la psiquiatría me llamaron charlatán, los futuros salvadores del mundo me calificaron de “nuevo Jesús” o “nuevo Lenin”... Yo estoy dedicado a otra labor que requiere todo el tiempo y la fortaleza de que dispongo: el trabajo sobre la estructura irracional humana y el estudio de la energía vital, descubierta hace muchos años; en pocas palabras: “estoy dedicado a mi trabajo en orgonomía”.
Hasta el último soplo
Después de una campaña de prensa denigrándolo, la FDA (administración sanitaria de EU) lo acusa de prometer curar el cáncer con sus acumuladores y lo cita ante la justicia. Reich se rehúsa a acatar la orden. En 1951, en Orgonon, se lanza en un peligroso experimento para averiguar los efectos del orgón sobre un material radioactivo. Tres años después, gracias a un aparato de su invención, el cloudbuster (Rompenubes), logra que llueva en Arizona. La televisión y los periódicos confirman su éxito: “¡Está lloviendo en el desierto!”
En 1956 es encarcelado por desacato a la autoridad y sus publicaciones quemadas en un incinerador público en Nueva York. En la cárcel todavía busca poner en ecuaciones sus descubrimientos energéticos hasta que, agotado por los años de lucha y el peso de las presiones, muere de un ataque al corazón el 3 de noviembre de 1957.

Fotos tomadas del documental ¿Quién le teme a Wilhelm Reich?, © dominio público
El mensaje de Reich
Desde cualquier lado que lo veamos, Reich se muestra como un explorador audaz, un hombre que ve más allá de lo ordinario. Nos invita, tanto a nivel personal como colectivo, a liberarnos de los dogmas, los prejuicios, los partidos, las representaciones mentales  estrechas. Nos invita a no tener miedo de la fuerza de vida que sentimos dentro de nosotros y nos propone luchar activamente contra los bloqueos que obstaculizan su flujo y el del amor para conservarnos móviles psíquica y físicamente. Esto va en contra del esfuerzo reductor y encarcelador de la sociedad; esto va en contra de cualquier totalitarismo intelectual o político, y asusta. Por eso es más cómodo considerarlo como un original, un loco y querer callar su voz. Sin embargo, no deja de interpelarnos:
...“¿Qué haces en la práctica para alimentar a la nación sin asesinar otras naciones? ¿Qué haces como médico contra las enfermedades crónicas, qué como educador para promover la felicidad infantil, qué como economista contra la pobreza, qué como trabajador social contra el agotamiento de las madres con muchos hijos, qué como constructor a favor de la higiene de las viviendas? Ahora no parlotees. ¡Da una respuesta práctica y concreta o cállate!” (La psicología de masas del fascismo).
Reich en la web
Reich dejó establecido en su testamento que sus archivos personales fueran resguardados hasta cincuenta años después de su muerte, plazo que se ha cumplido en noviembre de 2007. Hoy en día esos documentos se conservan en la biblioteca de la escuela de medicina de la Universidad de Harvard. The Wilhelm Reich Museum, indica, las condiciones para tener acceso a ellos. El sitio delAmerican College of Orgonomy, también es de interés para quien quiera saber más.
En Facebook: Wilhelm Reich Connections y Wilhelm Reich Énergie vitale et Psychothérapie, donde se puede ver un documental de Antonin Svoboda, “Wer hat Angst vor Wilhelm Reich” (¿Quién teme a Wilhelm Reich?), subtitulado en inglés.
* Sobre Reich, el mismo Guasch publicó en el núm. 383 (7/VII/2002) de La Jornada Semanal.

La función de las convulsiones orgásticas del plasma

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EL LABORATORIO DEL FUNCIONALISMO ORGONÓMICO

por Wilhelm Reich

El descubrimiento de la energía orgón cósmica ha podido ser realizado gracias a la aplicación consecuente de la técnica de deducción funcional. Los actos sometidos a un control metodológico riguroso han conducido, mediante el examen continuo de una serie de hechos, en el espacio de veinticinco años, a la elaboración de una imagen unitaria de la función natural poniendo en relación hechos en apariencia muy distantes unos de otros, imagen que hoy –en 1947– afronta el estudio del mundo bajo la forma del sistema todavía incompleto de la "Orgonomía". Es pues indispensable describir primeramente la técnica de razonamiento funcional. Es siempre ventajoso presentar a los estudiantes serios del dominio de las ciencias naturales no únicamente los frutos de la investigación, sino iniciarlos también en los secretos del laboratorio donde el producto se elabora al precio de inmensos esfuerzos. Es un error en materia de comunicación científica el exhibir –como en una galería de arte– únicamente los productos bien acabados e irreprochables de la investigación científica. Tal exhibición solamente de los productos acabados comporta numerosas desventajas y peligros tanto para el creador como para los utilizadores.

El creador estará tentado de poner delante la perfección y pureza de su producto disimulando lagunas, incertidumbres y contradicciones desagradables. Haciendo esto, falseará el sentido de la investigación auténtica. Por su lado, el utilizador no se dará cuenta del rigor y la austeridad de las exigencias que afronta el investigador cuidadoso de desvelar y describir de una manera "útil" los enigmas de la naturaleza. No aprenderá nunca a participar activamente en el pensamiento y en los esfuerzos de formulación lingüística del investigador. Pocos automovilistas se hacen una idea exacta de la categoría de los esfuerzos humanos, de la complejidad de las operaciones mentales y manuales que implica la fabricación de un automóvil. Nuestro mundo sería más vivible si los beneficiarios del trabajo del prójimo estuviesen mejor informados del "proceso" del trabajo y de la vida práctica de los trabajadores, y no tuviesen el hábito de recoger con indolencia los frutos del trabajo de otros. En materia de orgonomía, es particularmente importante presentar algunos aspectos del trabajo de laboratorio: en efecto ha habido en ello siempre superabundancia de actividades y de datos observables. Superabundancia de hechos, de relaciones nuevas; era necesario corregir visiones superadas y erróneas, reconsiderar entre ellas las diferentes ramas de la investigación científica especializada. Por este hecho, a menudo he tenido que defenderme del reproche de no imponerme límites, de haber emprendido demasiado a la vez.

En realidad, no me he dedicado a demasiadas actividades a la vez, no he alimentado ambiciones científicas excesivas. Nadie ha padecido tanto como yo de la "superabundancia" de material. No he ido nunca a la caza de los hechos, sino que son los hechos y las relaciones las que se han impuesto a mí de manera imperativa. He tenido mucho cuidado en observarlos correctamente y en valorarlos. Aunque observaciones de gran trascendencia han sido perdidas en el camino, y otras no han podido ser explicadas, la parte esencial y fundamental del descubrimiento de la energía cósmica está asegurada de tal manera que otros podrán finalizar el edificio que no he podido terminar yo mismo. La superabundancia de hechos y relaciones nuevas, y más especialmente las vinculaciones del animal humano con su universo, se explican ahora muy cómodamente. ¿Cristóbal Colón ha descubierto New York, Chicago, las pesquerías del Maine, las plantaciones del Sur de los Estados Unidos, las grandes barreras, las riquezas naturales de la costa occidental?. No, él no es quien ha descubierto todas esas cosas, no las ha construido ni imaginado en detalle. El simplemente ha descubierto una banda costera de la cual los Europeos de su tiempo ignoraban la existencia. El descubrimiento de esta banda costera fue la llave de todo lo que, en el transcurso de algunos siglos, iba a convertirse en América del Norte. La gran proeza de Cristóbal Colón no ha sido la 2 edificación de los Estados Unidos de América sino su victoria sobre innumerables prejuicios y obstáculos que hacían difíciles la preparación y la puesta en marcha de su expedición, el desembarco en una playa desconocida y peligrosa. El descubrimiento de la energía cósmica se ha realizado en condiciones análogas.

En verdad no he hecho más que "un sólo descubrimiento": el de LA FUNCIÓN DE LAS CONVULSIONES ORGÁSTICAS DEL PLASMA. Ella ha sido esa banda costera a partir de la cual todo se ha realizado. Vencer los prejuicios humanos a nivel de la emoción biopsíquica que preocupa tanto a los hombres ha sido, en comparación, bastante más difícil que observar los biones, o el hecho tan simple como evidente de que la biopatía del cáncer es debida a la atrofia y a la degeneración del aparato vital. –¿Cuál es la cosa más difícil? La que te parece más fácil: ver con tus ojos lo que se encuentra delante de tus ojos–, dice Goethe. No es la existencia y el funcionamiento del orgón lo que me ha sorprendido, sino el hecho de que durante veinte siglos se le haya ignorado o intentado, por medio de discusiones sin fin, negar la evidencia, cuando investigadores al corriente de los fenómenos de la vida lo han percibido y descrito. Existe no obstante una diferencia entre el descubrimiento del orgón y el de América: la energía orgón funciona en cada ser humano y ante los ojos de todos. En el caso de América se ha necesitado ir allí para descubrirla. Una parte de mi trabajo de laboratorio consistió en poner en claro las razones por las cuales los humanos en general y los sabios en particular rechazaban "por principio" el fenómeno de la convulsión orgástica. Otra tarea me aguardaba que no marchaba sin remover mucho barro y levantar mucho polvo: se trataba en efecto de sentir, de comprender, de superar el odio implacable que emanaban tanto mis amigos como mis enemigos al respecto de mis investigaciones sobre el orgasmo. Estoy convencido de que muchos científicos se habrían dedicado a la biogénesis, a la cuestión del éter, a la función vital, a la naturaleza humana, si esos problemas fundamentales pudiesen ser aprehendidos de otro modo que por el de las convulsiones orgásticas del plasma. Habiendo conseguido, a despecho de todos los obstáculos y de las actitudes hostiles, profundizar durante tres decenios en ese problema central, adueñándome del mismo, tomando como punto de referencia una función natural "fundamental", me di cuenta poco a poco que había trascendido el marco mental de la estructura caracterial del hombre tal como existe en nuestros días y traspasado la civilización de esos cinco últimos milenios. Sin querer, me encontraba fuera de sus límites. Me arriesgaba pues a no ser ya comprendido, incluso exponiendo hechos y vínculos muy simples y fáciles de verificar.

Me veía inserto en un dominio mental nuevo, desconocido, se trababa de explorar antes de avanzar más lejos. Mi desorientación en ese dominio mental nuevo, funcional, y en contradicción con el pensamiento místico–mecanicista de la civilización patriarcal, se ha efectuado en el espacio de catorce años, entre 1932 y la redacción del presente estudio, en 1946–47. Se reprocha a menudo a mis escritos ser demasiado densos, de exigir demasiado gran esfuerzo mental a mis lectores. Se pretende querer juzgar un libro importante como se juzga un bello paisaje, que se contempla a paso moderado en un vehículo confortable. Se rechaza ir directamente al grano a una velocidad vertiginosa. Estoy de acuerdo en que habría podido exponer "La Función de Orgasmo" en mil páginas, en lugar de trescientas, que habría podido presentar la orgonterapia de la biopatía del cáncer en quinientas páginas en lugar de cien. Estoy de acuerdo también de que no me he tomado la molestia de familiarizar al lector de mis textos con mis métodos de pensamiento y de investigación, gracias a los cuales, he podido llegar al descubrimiento de la orgonomía. Ello ha podido causar bastantes daños. Puedo invocar como excusa que he puesto en circulación, en el curso de los últimos decenios, varios dominios científicos que se trataban de presentar bajo una forma sucinta y clara a fin de no perder el contacto con el desarrollo de mis investigaciones.

Sé muy bien que he creado solamente los cimientos y el armazón del edificio, que las ventanas, 3 puertas, instalaciones importantes todavía ocasionan privación por más que ofrezca todavía muchas comodidades. Pido al lector aceptar como excusa el carácter de novedad absoluta de una investigación de un género fundamentalmente diferente a todas las otras. Me he visto en la obligación de acumular rápidamente datos científicos de allí donde los encontraba; me he dedicado a ello durante breves períodos de calma entre seis cambios de domicilio que fueron necesarios en parte por circunstancias pacíficas, en parte por intervenciones malévolas. He necesitado además asegurarme las bases de mi existencia material, primeramente en 1930 en Alemania, después en 1933 en Copenhague, en 1934 en Suecia y en Noruega, en 1939 en los Estados Unidos. Retrospectivamente, me pregunto cómo he podido, en tales condiciones, elaborar a menos lo esencial. Durante dos decenios, he vivido como el pájaro sobre la rama. Constituía todo ello un conjunto de circunstancias incompatibles con una atmósfera de confort; así pues, sin una atmósfera de confort y de trabajo científico es imposible redactar comunicaciones amplias y detalladas. Hecho de menos en cambio el reproche de haber alarmado al público insertando en el título de mi obra la palabra orgasmo. No hay el menor motivo para sentir vergüenza de esa función. En cuanto a las personas que se ofuscan, no tienen más que cerrar libro. Nosotros en tanto que científicos no aceptamos que se fijen límites a nuestras investigaciones. Emprendiendo la redacción de la presente obra, he tomado la resolución de suministrar al lector los adornos y los detalles que he debido hasta aquí de privarle como me los privaba a mí mismo. Espero que no se me reprochará esta vez por haber tomado demasiado en serio mis investigaciones concediéndoles tanto espacio.

Siendo dado que la naturaleza forma un conjunto en el cual todas las partes dependen, de alguna manera, unas de las otras, el funcionalismo orgonómico resulta ser un campo prácticamente inagotable. Fueron esencialmente las realizaciones humanas y científicas del siglo XIX y del comienzo del XX las que, refundidas al crisol de mis investigaciones y de mis estudios científicos, desembocaron en esta cosa viviente que, ha llegado a ser finalmente el funcionalismo energético. Se presentaba así bajo una forma práctica u útil. Si es verdad que la técnica de razonamiento funcional es descrita aquí mismo por primera vez en tanto que sistema, no ha sido menos empleada de forma más o menos consciente por muchos investigadores antes de haber podido superar, bajo la forma de la "orgonomía", todas las barreras rígidas entre las diferentes ciencias de la naturaleza.

Es aquí, nos parece, donde conviene citar los autores hacia los cuales hemos contraído una deuda de reconocimiento: Coster, Dostoyevski, Albert Lange, Friedrich Nietzsche, Lewis Morgan, Charles Darwin, Friedrich Engels, Semon, Bergson, Freud, Malinowski y otros. Diciendo más arriba que me he encontrado transplantado en un nuevo dominio del pensamiento no entendía implicar que el funcionalismo energético me haya aguardado enteramente estructurado o que hubiese podido apropiarme la técnica de pensamiento de un Bergson o de un Engels y aplicarla sin adaptación al problema que me preocupaba. La puesta a punto de un técnica de pensamiento formaba parte del trabajo que me imponía mi lucha en tanto que médico e investigador contra la interpretación mecanicista o mística de los fenómenos vivientes. Al contrario de lo que se imaginan algunos de mis amigos, no he desarrollado una filosofía nueva capaz de aprehender, compartiendo o colaborando con otras filosofías de la vida, el dominio de lo viviente. De hecho no se trata en absoluto de una filosofía. Se trata de un nuevo instrumento de pensamiento con el cual deberán familiarizarse todos aquellos que deseen explorar o manipular la materia viviente. El funcionalismo orgonómico no es pues un objeto de lujo que uno puede ponerse o quitarse a su antojo. Resume las leyes del pensamiento y las funciones de percepción de las cuales es necesario hacerse dueño si se quiere dar a los niños y a los jóvenes una visión positiva de este mundo; si se quiere restablecer la armonía entre el animal humano, su constitución natural y la naturaleza circundante. Es perfectamente posible rechazar tal objetivo por razones filosóficas o religiosas; se puede afirmar fundándose en un razonamiento puramente filosófico que la armonía entre la naturaleza y la civilización es imposible, nociva, antiestética o de poco interés. Pero nadie podrá levantarse y pretender que la disociación del 4 animal humano en un ser cultural y ser privado, un ser oficial y un ser personal, en un representante de los valores superiores y un sistema de energía orgonótica, no mina, en el sentido propio del término, su salud, ni disminuye su inteligencia, ni destruye su alegría de vivir, ni apaga su espíritu de iniciativa, ni precipita sin cesar la sociedad en el caos.

La protección de la vida presupone la brújula del pensamiento funcional (oponiéndose al pensamiento mecanicista o místico), lo mismo que la seguridad en ruta exige impecables frenos y una señalización bien adecuada. Hago aquí profesión de fe en favor del "orden de la libertad" más rigurosamente científica. La cuestión de saber si un niño de cuatro años vive sus primeras emociones genitales en la angustia o sin ella no atañe ni a la filosofía ni a la moral, sino a la seguridad del funcionamiento social. No se puede emitir en tanto que médico, educador o administrador social más que un único dictamen, y no cinco, sobre las fantasías sádicas o lúbricas que un o una adolescente desarrolla bajo la constricción del moralismo. Impedir por todos los medios que millares de mujeres perezcan de cáncer de útero por haber sido educadas en la continencia, porque miles de cancerólogos rechazan admitir la evidencia o no osan proclamarla por pusilanimidad social, no es un problema filosófico sino una "necesidad" social y personal. Una filosofía que se obstina en preconizar la represión de las funciones vitales de los niños y adolescente es una filosofía asesina. Cuando se investiga en los orígenes y las innumerables ramificaciones de la formación de la opinión pública, se desemboca siempre en las antiguas filosofías clásicas de la vida, del Estado, de los valores absolutos, del espíritu del mundo. Filosofías adoptadas sin examen crítico por una época en que esas mismas filosofías anodinas han precipitado en el caos que ha hecho perder al animal humano su reorientación, el sentido de su propio valor y que ha vaciado su vida de todo significado. No se trata pues de filosofías sino de utensilios prácticos y decisivos que permitan remodelar la vida humana; se trata de escoger entre los buenos y los malos utensilios para la edificación y la reorganización de la sociedad humana.

Así, pues, un utensilio no podría cumplir por sí sólo algún trabajo. Son los animales humanos vivientes quienes inventan útiles con el fin de adueñarse de la naturaleza. Es la estructura caracterial del hombre la que determina las cualidades del utensilio y los objetivos al servicio de los cuales será empleado. El hombre acorazado, fijado en su rigidez mecanicista, produce pensamientos mecanicistas, crea útiles mecanicistas y se hace una idea mecanicista de la naturaleza. El hombre acorazado que siente sin comprenderlas, las emociones orgonóticas de su cuerpo a pesar de su rigidez biológica, es un místico. No se interesa por las cosas materiales, sino por las cosas espirituales. Elabora una ideología mística, sobrenatural de la naturaleza. El hombre mecanicista y el hombre místico evolucionan ambos en el interior de los límites y de las leyes mentales de su civilización marcada por el estigma de una mezcla confusa de máquinas y dioses. Es esta civilización la que produce las estructuras mecánico-místicas de los hombres, y son las estructuras caracteriales mecánico–místicas quienes reproducen la civilización mecánica y mística. Los mecanicistas al igual que los místicos se sitúan en el interior del marco preestablecido de la estructura humana de la civilización mecánica y mística. Son incapaces de comprender los problemas fundamentales de esta civilización puesto que su pensamiento y su visión del mundo corresponden exactamente a la situación que reflejan y reproducen continuamente. Piénsese en la lucha sangrienta entre Hindúes y Musulmanes en el momento de la partición de la India, respecto a los efectos del misticismo. Piénsese en la era de la bomba atómica y se captará la verdadera naturaleza de la civilización mecanicista. El funcionalismo orgonómico se sitúa desde un principio fuera del marco de la civilización mecánica y mística. No ha nacido del deseo de minar esta civilización.
Así pues no es "a priori" revolucionario.

El funcionalismo energético representa una técnica mental del HOMBRE EN TANTO QUE SER VIVIENTE, "desprovisto de su coraza" y que ha mantenido el contacto con la 5 naturaleza en sí mismo y fuera de sí mismo. "El animal humano viviente actúa como todo animal de manera funcional; el hombre; el hombre acorazado actúa de manera mecánica y mística. El funcionalismo energético es una manifestación vital del animal humano no acorazado, un instrumento que le sirve para aprehender la naturaleza". Este método de pensamiento y de trabajo se convierte en motor de la evolución social por el hecho mismo de que valora, critica y modifica la civilización mecánica y mística desde la perspectiva de las leyes naturales de la materia viviente y no desde la perspectiva del Estado, de la Iglesia de la economía, de la cultura, etc. Siendo dado que la materia viviente es, en el marco mental de las estructuras caracteriales mecánicas y místicas, mal comprendida, mal tratada, reducida y a menudo perseguida, resulta que el funcionalismo energético se sitúa fuera del ámbito social de la civilización mecanicista. Por tanto cuando se encuentra en el interior de ese contexto, está obligado a abandonarlo para funcionar. Funcionar quiere decir en este nuevo contexto explorar "lo viviente en tanto que fuerza natural, aprehenderlo y protegerlo". Desde sus orígenes, la biofísica del orgón había adquirido la convicción de que la materia viviente se limita a funcionar, que el funcionamiento viviente es la esencia misma de la vida, que no tiene ningún fin, ni ninguna significación trascendente. La búsqueda de un fin significativo de la vida ha nacido de la coraza del organismo humano que abolió el funcionamiento viviente y los sustituyó por fórmulas vitalistas rígidas.

El ser viviente no acorazado no busca descubrir un sentido o un fin a su existencia por la sencilla razón de que funciona espontáneamente, según un esquema sensato y significativo, sin el menor imperativo moral. Las vinculaciones entre métodos de pensamiento, estructuras caracteriales, limitaciones sociales, son simples y lógicas. Explican porqué todos los humanos que, de una manera o de otra, han comprendido verdaderamente la vida se encuentran marginados "fuera" de las leyes mentales que rigen desde hace milenios la sociedad humana. Porqué han sufrido y perecido. Allí donde parecían imponerse, se constata que los defensores acorazados de la civilización mecánica y mística habían despojado al elemento viviente de su doctrina de todo aquello que le daba originalidad, con el fin de reintegrarlo en un marco de pensamiento tradicional mediante un esfuerzo de empalago y adaptación. Volveremos más en detalle sobre la cuestión. Nos basta señalar aquí que el pensamiento funcional se sitúa fuera del marco de nuestra civilización porque está inexplorado, incomprendido, y causa miedo.

La película sobre WR (2013), situada en el periodo de EEUU