Centro de Estudios Wilhelm Reich

CENTRO DE ESTUDIOS WILHELM REICH. Buenos Aires. Argentina

jueves, 20 de febrero de 2014

Consideraciones de Wilhelm Reich sobre 'El malestar de la cultura'





Consideraciones de Wilhelm Reich sobre El malestar en la cultura  de Sigmund Freud

 El Conflicto en la Sociedad Represiva entre la Moral,
el Rol Político de la Familia Coercitiva y la Sexualidad.
Una relectura de Wilhelm Reich

Laura Virginia Kasangian

“La existencia de ésta (se refiere a la cuota de agresividad propia del hombre) que podemos registrar en nosotros mismos y con derecho presuponemos en los demás es el factor que perturba nuestros vínculos con el prójimo y que compele a la cultura a realizar su gasto [de energía]. A raíz de esta hostilidad primaria y recíproca de los seres humanos, la sociedad culta se encuentra bajo una amenaza de disolución. El interés de la comunidad de trabajo no la mantendría cohesionada; en efecto, las pasiones que vienen de lo pulsional son más fuertes que unos intereses racionales. La cultura tiene que movilizarlo todo, para poner límites a las pulsiones agresivas de los seres humanos, para sofrenar mediante formaciones psíquicas reactivas sus exteriorizaciones. De ahí el recurso a métodos destinados a impulsarlos hacia identificaciones y vínculos amorosos de meta inhibida....”[i]

Sobre este argumento gira principalmente la crítica de Reich, quien no obstante, acepta como válida la observación clínica psicoanalítica acerca de la existencia de los instintos antisociales y agresivos en el interior del inconsciente. Pero aclara que esta observación realizada sobre pacientes neuróticos (es decir, la mayor parte de la sociedad occidental) es un visión parcializada de la realidad generada por el contexto social. Según Reich, en el inconsciente existen instintos de exigencias naturales-biológicas, que al ser reprimidas y, por lo tanto, insatisfechas, conlleva a una intensificación de aquellos instintos antisociales y tendencias infantiles de formación secundaria.
En La izquierda freudiana se presenta como una crítica más de Reich a Freud la tesis contradictoria acerca de la relación dialéctica entre la civilización y la represión (donde la misma civilización por su modo de influir en el hombre termina por transformarlo en  un ser incapaz de vivir en una sociedad pacífica). Robinson a su vez,  no acepta dicha contradicción esté presente en la teoría psicoanalista, sino que señala,  que la misma  es un aspecto paradójico en la propia realidad del ser humano. Aspecto de complejidad humana que según él, Reich no logra apreciar. En este mismo texto se tiene en mayor consideración aquella crítica a Freud, en donde Reich señala que aquél, generalizó el carácter represivo de la civilización de Occidente, sin tomar en cuenta otros tipos de estructuras de carácter y las distintas formas de comunidad. Al respecto,  puede observarse el final  del capítulo V de El malestar en la cultura  en el cual Freud enuncia que ya en los pueblos primitivos había sometimiento a un jefe o autoridad y que las libertades no eran para todos. Cabría aclarar que esta concepción de Freud sobre el primitivo es, para Reich, propia del comienzo del patriarcado en donde la sociedad originariamente matriarcal-liberal va cediendo paso a la represión, la esclavitud y a la formación de sujetos pasivos que por su misma composición sean incapaces de cualquier iniciativa propia, incapaces de cualquier revolución.
En un marco más general, Reich considera a la primera etapa de la teoría psicoanalítica, como una ciencia revolucionaria que cuestionaba a la cultura dominante y denunciaba  las consecuencias nefastas sobre los individuos.  Sin embargo, fue debido tanto al gran esfuerzo (y sufrimientos) que necesitó Freud para ser aceptado en el ámbito científico-académico, como también su vejez y estancamiento (al contar con cierto status y reconocimiento), que no pudo mantener su espíritu revolucionario, llegando así  a rechazar la teoría del orgasmo por miedo a perder su  posición. Sería según Reich, en esta segunda etapa donde el psicoanálisis sufrió un aburguesamiento. Dicho resultado será una de las bases de todas las críticas marxistas y comunistas.
Otro eje fundamental sobre el cual se apoya la crítica de Reich es el aspecto estático invariante, que le atribuye Freud al ser humano y a su estructura social a través de sus teorías sobre el instinto de muerte.
Si el ser humano tenía una tendencia innata al sufrimiento y a la autodestrucción, no era posible ninguna revolución, ni social, ni sexual. Y así, por cierto, lo postula Freud en su texto aquí tratado, donde anticipa que sólo se podrán realizar pequeñas modificaciones pero que una parte del conflicto (aquella que vuelve a la vida insatisfecha en relación directa con el sufrimiento) permanecería por sobre cualquier intento de modificación. Esto sería así  tanto en el socialismo como en el capitalismo.

 Cierre. Una problemática aún vigente.

En palabras de Robinson:

“Toda la obra de Reich como psicólogo, teórico social y comentarista político apuntaba de manera inevitable hacia una sola conclusión: la necesidad de una revolución que asegurase, de una vez para siempre, los derechos sexuales de los niños y adolescentes […] Fue, en especial, un ardoroso defensor de los derechos sexuales de las mujeres.”[ii]

Sin embargo, resulta importante aclarar qué entiende Reich por “revolucionario”: “[…] no significa el uso de la dinamita, sino el de la verdad. […] Significa, una llamada abierta y pública a la conciencia humana sin rodeos ni subterfugios. […] Revolución significa “radical porque va a la raíz de las cosas”.”[iii]
Un factor a destacar en estos desarrollos y teorías sostenidas por W.Reich, es el haber ensayado ciertas respuestas posibles a los interrogantes de una época en constante ebullición, tanto en el plano académico como en el económico- socio político y así mismo en el ideológico.
Pues bien, podría uno preguntarse por la trascendencia de abordar la obra de este autor (lejano en el tiempo y muchas veces ignorado) como también, la problemática por él tratada. Es entonces, donde se vislumbra que a pesar de  sus intentos, tanto teóricos como prácticos, por hacer conciente  al ser humano sobre los intereses de sectores de poder que imponen una conducta, una moral, y una subjetividad que los legitimen; en la actualidad sobreviven muchos (sino todos) los conflictos que movieron su espíritu crítico y observador de lo social.  
Sus teorías lejos de haber cerrado la problemática, como él mismo lo considera, sentaron una base para el estudio del ser humano en estrecha relación con su medio (con todo lo que ello implique).




[i] Sigmund Freud: “El malestar en la cultura” , en Obras Completas, 1ª edición, Buenos Aires, Amorrortu Editores, VOL. XXI, 1976, página 109.  La primera aclaración entre paréntesis es un agregado para esclarecer el sujeto de la oración.
[ii] Paul A. Robinson: La izquierda freudiana. Reich, Roheim, Marcuse.1ª edición, s.l., Granica Editor, 1971, página 51.
[iii] Wilhelm Reich: La revolución sexual, para una estructura de carácter autónoma en el hombre, Barcelona (España), Editorial Planeta De Agostini, 1985, página 16. A pesar de que esta aclaración es realizada en el prólogo de la tercera edición (1944), resulta significativa de acuerdo a los desarrollos y a los interrogantes expuestos en la obra.