Political and scientific signification of Wilhelm Reich
Jorge Veraza Urtuzuástegui*
* Doctor en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor de tiempo completo en la licenciatura de Psicología Social en la UAM–Iztapalapa. Correo electrónico: <jorgeveraza@yahoo.com.mx>.
Artículo recibido el 25 de septiembre de 2007.
Aceptado el 15 de agosto de 2008.
Aceptado el 15 de agosto de 2008.
Resumen
Este ensayo enlista, tematiza y resignifica los aportes científicos, terapéuticos y políticos de Wilhelm Reich (1897–1957). Parte del año de 1933, fecha en la que se publicó Psicología de masas del fascismo, pues esta obra es el gozne o la bisagra de la significación científica y política de Reich. Por ello, este texto sigue un camino inverso a las dos corrientes reichianas actuales —una terapeutista y otra politicista—: establece cómo es que desde la psicología de masas del fascismo se puede plantear la unidad de la obra científica y política de Reich. Esto queda demostrado en el su último libro importante: El asesinato de Cristo (1953).
Palabras clave: fascismo, fascismo rojo, análisis de resistencias, función del orgasmo, relación líder–masas, plaga emocional, principio de muerte, masoquismo, energía nuclear, energía orgón, ecología, política.
Abstracts
The essay enumerates, assembles and gives a new meaning to the scientific, therapeutic and political contributions of Wilhelm Reich (1891-1957). It starts in 1933, the year that Mass psychology of fascism was published. On account of this work being the hinge of the author's scientific and political importance. In this manner, the essay follows the inverse path of the two actual reichian trends: the therapeuthist and the politicists; it establishes how from Mass psychology of fascism we can state the unity in as much scientific as political of Reich's work. In the way it is demonstrated in his last important work The murder of Christ.
Key word: fascism, red fascism, resistances analysis, orgasm function, mass–leader relationship, emotional plague, principle of death, masochism, nuclear energy, Orgon energy, ecology, politics.
En 2007 se cumplieron 50 años de la muerte, en prisión, de Wilhelm Reich, quien fue recluido de forma injusta por la Federal Drug Administration (FDA). Para establecer los hitos científicos y políticos del multilateral y, a la vez, el unitario aporte reichiano, no seguiremos un orden cronológico. Partiremos del aporte político y científico más relevante para el presente: su Psicología de masas del fascismo. Esta investigación se publicó en 1933, en plena ascensión de Adolfo Hitler al poder mediante el voto popular del pueblo alemán, con los obreros en primera línea. Luego revisaremos en orden regresivo los aportes científicos y políticos anteriores —tanto la crítica a la pulsión de muerte freudiana como su aporte a la terapia y al análisis del carácter— que sirvieron de premisa a esa obra decisiva de psicología social. Por ahí nos alejaremos de 1933, para explorar los trabajos de Reich que conducirían más allá de Freud a la vegetoterapia y la bioenergética. Entonces regresaremos al primer descubrimiento científico (el más decisivo de la investigación reichiana: La función del orgasmo (1992 [1927]), y en torno al cual muestran su coherencia las diversas investigaciones que efectuó durante toda su vida. De esta manera estaremos en disposición de explorar sus últimas investigaciones —posteriores a 1945 y hasta su muerte, ocurrida en 1957—, respecto de la Biopatía del cáncer (1985a [1948]), el orgón de muerte y el orgón cósmico, el liderazgo y El asesinato de Cristo (1953), etcétera. De tal manera, nuestro recorrido seguirá el orden que se indica en la figura 1, con los retrocesos y adelantos respecto del punto de partida de 1933 que se muestran en la figura 2.
En ese año del siglo XX, fatídico para toda la humanidad, Reich intervino de un modo decisivo para favorecer el desarrollo libre y vital de los seres humanos. Antes de seguir, podemos señalar que nuestro método de exposición se puede visualizar mejor como un procedimiento de círculos concéntricos, en torno a un centro intelectivo decisivo o de una espiral que retrocede para avanzar mejor (figura 3).
En forma esquemática, este procedimiento repite uno mucho más complejo, que en cada ocasión llevó a cabo Reich para recuperar sus resultados previos en vista de llevarlos adelante.
En las siguientes páginas, cuando hablemos de análisis, de demostración o de fundar etcétera, aludiremos a la significación científica de Reich, mientras que cuando hablemos de denunciar o de intervención política, etcétera —y en todos los casos subrayaremos estas expresiones clave— nos estaremos refiriendo a la significación política de la obra de Reich. Vale la pena haberlo advertido toda vez que en la obra de Reich se articulan la significación científica y la significación política de ella y es que la suya es sobre todo una obra científica social.
Los aportes científicos y políticos de Reich
En primer lugar, la significación política de la obra reichiana resalta por haber denunciado la psicología de masas del fascismo, el sometimiento de la psique y, por ahí, de la conducta de un pueblo para llevar a cabo acciones contrarias a sus intereses pero acordes con los de la clase dominante —la burguesía alemana— dirigida por el partido nazi liderado por Hitler. Esta hazaña la podemos expresar de otro modo, a fin de observar su significación científica:
1. Haber analizado los mecanismos psicológicos que permiten manipular la conciencia de los seres humanos a favor de una causa política determinada contraria a sus intereses económicos. De esa manera, Reich puso en conexión intelectiva, por primera vez, a la economía, la política, la psicología social, con lo que superó la labor que al respecto habían llevado a cabo con anterioridad tanto Max Weber como Émile Durkheim, precisamente porque Reich las integró mediante el psicoanálisis, la sociología y el materialismo histórico.
El análisis de la estructura familiar y la moral sexual represiva permitieron explicar la aberrante conducta política de la clase obrera alemana, que al votar de forma mayoritaria por Hitler actuó en contra de sus propios intereses económicos y políticos.
2. Con esto, Reich elevó a la psicología social a un rango científico, pues fundó el objeto teórico específico de ésta al distinguir acciones políticas racionales por ser acordes con los intereses de quien las despliega, y acciones políticas irracionales por ser contrarias a los intereses de quien las despliega. Sólo estas últimas requieren de una explicación que va más allá de la economía, de la sociología o de la política, y que sólo puede dar la explicación psicológica de actos irracionales.
3. Hizo patente que para fundar la psicología social como ciencia era necesario determinar la base social, la cual que requirió ser explicada psicosocialmente porque otras disciplinas científicas no podían dar cuenta de ella. Esto sólo se podía llevar a cabo mediante un análisis histórico materialista de las clases y sujetos sociales en general y de sus intereses económicos y políticos, así como de sus correspondientes ideologías. Reich no sólo completó al materialismo histórico con una psicología social materialista dialéctica —que recuperó críticamente al psicoanálisis— sino a la inversa: demostró la necesidad que tiene la psicología social del materialismo histórico para constituirse en ciencia. Pero para poder efectuar a fondo esta doble hazaña, primero tenía que llevar a cabo una tercera, que ni Lev Vygotsky (1988) ni Alexander Luria (1987) consideraron aunque intentaron vincular al materialismo histórico y la psicología social. Esa tercera hazaña fue, a saber, haber arraigado a la psicología social —a partir del Freud de la Psicología de masas y el Análisis del yo— ia libido y las correspondientes relaciones psicosexuales.
4. El modo de articular a Sigmund Freud con Karl Marx, por así decirlo, así como su explicación global del fascismo —demasiado psicologista aunque considere los factores económicos del caso a nivel nacional alemán pero no las condiciones económicas a nivel internacional etcétera— pueden ser perfeccionados, pero en justicia la hazaña científica señalada le corresponde a Reich de manera indudable.
5. Su análisis de la psicología de masas del fascismo a partir de la represión sexual del pueblo alemán —con lo cual más tarde pudo construir el concepto de plaga emocional tanto para el análisis del carácter individual como de fenómenos psicosociales de masas—, le permitió a Reich captar el carácter fascista del stalinismo, precisamente al contrastarlo con la Revolución rusa de 1917 y con la labor auténticamente liberadora de Lenin y Trotsky, de todo lo cual Reich era un entusiasta admirador, así como de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en sus primeros años. De esa forma pudo denunciar políticamente como fascismo rojo (al menos en su obra conocida hizo la primera referencia clara a este concepto, y su específica base energética sexual en la tercera edición de Psicología de masas del fascismo, publicada en la segunda mitad de los cuarenta (Reich, 1946), lo que ocurrió en ese país, frente a la idea de que allí se erigía una sociedad socialista.
6. La penetración científica de su Psicología de masas del fascismo es tal que incluso —hacia el final de su vida— pudo comprender el carácter fascista del capitalismo estadunidense, no obstante que en éste se presentaba la vida ciudadana regida por reglas democráticas. Según Reich, ello enriqueció profundamente el concepto de fascismo más allá de los rasgos sociológicos y politológicos que presentó en Alemania e Italia.
7. Lo que permite una denuncia política del caso y, en general, una mejor intervención política en la realidad histórica, pues para la evaluación de los fenómenos no se tiene a mano sólo el factor económico, político e ideológico, sino también el psicosexual y el psicosocial.
8. Así, la lucha por la liberación de la humanidad no se confunde no con el nazismo —como le sucedió al proletariado alemán— ni con el stalinismo —como le ocurrió al pueblo ruso y a casi todo el proletariado mundial— ni aún con la democracia burguesa, como le pasó al pueblo estadunidense y a Reich por un cierto tiempo, hasta que se percató de la trampa histórica involucrada.
9. De ahí que el Movimiento Estudiantil Internacional de 1968, que tanto en Alemania como en Francia estuvo influido por la obra de Reich (y sobre todo por Marcuse), formulara un programa revolucionario no sólo económico y político sino cultural y psicosexual, y, en fin, un concepto de revolución integral de la vida moderna que no sólo rebasó a los programas de los partidos comunistas de la época, sino que se ha enriquecido con los años posteriores, hasta el día de hoy, con las luchas antinuclear y ambientalista y el cuestionamiento a la vida cotidiana, etcétera. Con ese enriquecimiento ha comprobado su pertinencia tanto como la necesidad de perfeccionarlo.
Poco antes de su radiografía crítica de la psicología de masas del fascismo (1933), Reich había llevado a cabo una intervención crítica decisiva en polémica con Freud. Precisamente contra la idea de éste de que además del principio de placer mediante el que durante 25 años (18951920) sostuvo que se rige la mente, la psique mostraba otro principio rector, el principio de muerte, más profundo y originario que el anterior; por lo que en 1920 en su Más allá del principio de placer se dispuso a reformar el psicoanálisis en un sentido tanático. Por ejemplo, tanto la Psicología de las masas y el análisis del yo (1969 [1921]) y El Yo y el Ello (1923) —que son las siguientes obras importantes de Freud— ya están reformadas en el sentido tanático aludido. Según Reich, las conductas agresivas y aun autodestructivas y suicidas que muestran múltiples individuos o masas y pueblos enteros como en las guerras, se pueden explicar mediante el principio de placer; en específico con la represión sexual y vital que pervierte ese dicho principio. De tal manera, las conductas destructivas y autodestructivas constituyen conductas reactivas o que se desencadenan como reacción defensiva, aunque equívocas más o menos eficaces, y cuya eficacia muestra una tendencia decreciente en el tiempo, hasta ser nula frente a la equivocidad autodestructiva dominante.
Estas "formaciones reactivas" son las que Freud ha tomado de forma equivocada por conductas pulsionales, originarias y, por tanto, atribuibles a un presunto principio de muerte. Al grado de creer en la existencia de un masoquismo primario (Freud, 1976 [1924]) cuando que con anterioridad él mismo explicaba el masoquismo como una conducta derivada del sadismo, a su vez originado en la represión sexual (Freud, 1970 [1905]); así, se trata de una conducta reactiva, digamos "terciaria", pues el despliegue erótico original de la libido en búsqueda de la satisfacción en el mundo exterior, una vez que se ve reprimido y retrotraído hacia el interior del organismo, reacciona contra la angustia que esta retroversión libidinal produce; reacciona con una vuelta a la búsqueda de la satisfacción externa, pero ahora vincula la libido a la agresión, que si predomina, conforma una conducta sádica. O que si es reprimida en el mundo exterior, se verá obligada a retrotraer libido y agresión, con lo que genera más angustia y dolor. Si el organismo se ve impedido a volver a buscar satisfacción libidinal en el doblemente amenazante mundo exterior, se constituye entonces una formación terciaria: la satisfacción masoquista, que incluye libido ligada a la autoagresión, lo que deriva en placer del dolor.
Si las anteriores disidencias dentro del psicoanálisis —tanto la de Alfred Adler que era socialista y en términos políticos de izquierda, como la de Carl Jung, quien llegó a simpatizar con el nazismo— representaron orientaciones que en términos estrictamente teóricos fueron de derecha, pues habían rechazado la teoría sexual de Freud, la crítica de Reich a éste es por la izquierda y a favor de la teoría sexual y el principio de placer freudianos, incluso contra el retroceso que al respecto Freud llevara a cabo. De esta manera, Reich se pronunciaba a favor de la liberación política ideológica y económica de los oprimidos, pero también de la liberación de la sexualidad; mientras que Adler podía inclinarse a favor de los obreros y de su libertad política y económica, pero, teóricamente, se prohibía ser sensible a la opresión sexual que vivían y a reconocer que ésta tenía implicaciones desastrosas para toda su personalidad.
Señalar al principio de placer como rector de la psique significa entenderla como orientada básicamente al placer, la libertad y la felicidad. Altas metas benéficas para toda la humanidad. Así, de acuerdo con esta premisa, las neurosis en las que se muestra trastocado el principio de placer sólo se pueden explicar mediante la represión del placer, en especial por la represión de la sexualidad en gracia a la moral sexual represiva de la sociedad. Por ello, las personas están enfermas de neurosis en gracia a la acción de una moral sexual represora que se pretende sagrada, natural y recta, cuando que es retorcida y antinatural, al servicio de intereses mundanos económicos y de manipulación del poder político para sacarlos adelante. Asimismo, la tesis freudiana de la rectoría de la mente por el principio de placer involucra una posición política libertaria, y su explicación de las neurosis por represión sexual implica una crítica de la sociedad por basarse en formas de dominio económico y político que requieren de una moral sexual represiva para perpetuarse. Reich extrajo las consecuencias políticas revolucionarias de la teoría freudiana y que no habían permanecido ocultas para Freud; así, defendió —incluso contra éste— el retroceso científico y político que implicaba la renuncia parcial o relativización del principio de placer al añadirle el de muerte. Más aún porque éste involucra tendencias reaccionarias abiertas. Toda vez que las guerras, la opresión y toda provocación de dolor de una clase hacia otra, de una raza hacia otra o de una clase respecto de la sociedad, de un individuo hacia otro, no pueden ser criticadas de fondo porque se validan como tendencias presuntamente naturales. Mientras que la condición opresiva en la que perviven las clases sometidas se muestra como un yugo que los individuos de estas clases convalidan masoquistamente de modo natural, por lo que resulta vano cuestionarlo o cuestionar el conformismo allí involucrado.
10. Como se ve, la crítica de Reich al principio de muerte o Tánatos del segundo Freud (1920), a favor del principio de placer, instinto de vida o Eros constituye una demarcación científica decisiva, pero a la par una demarcación política a favor de la libertad humana contra toda forma de opresión y, sobre todo, contra toda forma de justificación de dicha opresión. El posible basamento científico del principio de muerte se debería encontrar en la observación clínica precisamente del sadismo y, sobre todo, del masoquismo. Como vimos, Freud pretendió que existía un "masoquismo primario" para dar base existencial a su elucubración "metapsicológica" —la llamó así en 1920—, del principio de muerte. Por ello, la crítica a fondo de Reich al principio de muerte la tenemos en su puntual observación clínica del masoquismo explicado mediante el principio de placer —retorcido por la represión sexual, etcétera— en un ensayo clásico: "El carácter masoquista" (Reich, 1957a [1932]). De esta forma desbancó la posible base clínica de la tesis reaccionaria y científicamente falsa del principio de muerte.
Reich añadió su ensayo "El carácter masoquista" al conjunto de estudios que en 1932 había publicado bajo el título de Análisis del carácter, en el que hiciera un aporte decisivo al campo de la terapia, donde el psicoanálisis presentaba una franca debilidad, si nos atenemos a las estadísticas en las que 70% de los pacientes analizados abandonaban su tratamiento (Reich, 1970 [1954]), el modo en que debía ser cumplida la doble regla señalada por Freud para la terapia: 1) basarse en la asociación libre y, sobre todo 2) analizar el material psicológico en el orden en que éste aparece. Sin embargo, no se debía —puntualizó Reich— agobiar al paciente con una interpretación exhaustiva, sino con una que le permitiera a éste manejar y conectar fehacientemente los sucesos relatados y las emociones correspondientes. De esta forma, Reich intentaba poner freno a la palabrería sofisticada en la que algunos psicoanalistas habían convertido la terapia, en particular la interpretación de los sueños o de sucesos y lapsus. Reich insistía en el enfoque energético libidinal del carácter personal del paciente: menos en el logos y más en el soma y la libido. En efecto, él se percató de que el agobio del paciente con la interpretación edípico psicoanalítica tomaba velocidad conforme el analista no se percataba de que perdía contacto con el paciente y de que éste no aceptaba sus interpretaciones e, incluso, lo desafiaba al sentirse agredido o simplemente fantaseado por el analista cuando éste le refería el amor sexual que sintió de niño por la madre o su odio al padre, etcétera. En realidad, sin palabras, el paciente desplegaba diversas formas de resistencia a esta invasión que el psicoanalista llevaba a cabo sin proponérselo; pero el analista no se percataba de estas resistencias y avanzaba interpretando profundizando con su logos lo dicho por el paciente. Así, se acumulaban más y más resistencias por parte del paciente, con lo que se hacía todo un cuadro interpretativo adverso al psicoanalista, hasta que se producía la ruptura y el paciente abandonaba la terapia. Reich quiso atender a estos comportamientos de resistencia, sobre todo los no verbales, que eran los que mayormente pasaban desapercibidos. Le pareció que no sólo lo dicho por el paciente era material para el análisis, sino que estas resistencias no verbales debían ser asumidas, observadas y analizadas en el orden en que aparecían: la sonrisa irónica del paciente, su negativa a hablar, sus brazos cruzados, su impuntualidad, su silencio sepulcral luego de oír al psicoanalista analizar el sueño recién relatado, etcétera. En fin, todo el lenguaje corporal del paciente, pues revelaba el modo en que la energía libidinal circulaba o se estancaba en los diversos segmentos corporales, lo que daba una tonalidad precisa a la personalidad del paciente.
11. Reich propuso, pues, comenzar por el análisis de las resistencias y sólo después proseguir con el análisis del material simbólico verbalizado por el paciente e interpretado por el psicoanalista.
12. Estableció también que el análisis del carácter era idéntico al de las interrupciones corporales del flujo energético libidinal, las cuales constituían una coraza muscular tensa, funcional con un acorazamiento psíquico,que formaban el carácter de la persona, y de los que dependían las resistencias verbales y no verbales del paciente. Éstas, si se descuidaban en el proceso analítico, contenían suficiente energía libidinal como para contraponerse defensivamente contra el proceso terapéutico. Más allá del análisis del discurso y de la psicología, la existencia material de la energía libidinal se hacía patente en una coraza muscular y psíquica que determinaba el carácter de la persona, y el enfoque energético o económico —de economía sexual— debía regir, de acuerdo con la teoría sexual de Freud y del principio de placer, el proceso terapéutico, no la hermenéutica racionalista de los síntomas. Por lo demás, ésta se podía afinar y refinarse si asumía la prioridad del aspecto emocional energético, mientras que toda su sofisticación discursiva llevaría al fracaso si se superponía a tal aspecto, pues incluso si la interpretación del analista era atinada cumplía una función negativa que llevaba a la crisis terapéutica, toda vez que el paciente no lograba asumirla como verdadera.
Como se observa, el aporte terapéutico de Reich no sólo entrega un nuevo concepto funcional (corporal y psíquico) del carácter, sino que se atuvo con firmeza al carácter material de la energía libidinal. La noción freudiana de libido era vaga, un ser anfibio entre material y sólo conceptual hipotético o meramente ideal. O dicho con más precisión, el estatuto ontológico de la libido no fue establecido en definitiva por Freud. Pero cuando Reich asumió consecuentemente el carácter material de la libido y de acuerdo con él estableció las prioridades de la terapia, se hizo patente el lenguaje corporal, las resistencias y corazas, así como la unidad funcional soma/psique y la necesidad de incidir en dicha coraza corporal de modo práctico y no sólo —mediante la interpretación o el análisis racional de ella— en la coraza psíquica.
13. Todo lo cual abriría un nuevo camino a la terapia psicológica más allá del psicoanálisis. Sí, se inauguraría un vasto campo de terapia psicológica corporal que más tarde se diversificaría en múltiples ramificaciones.
A inicios de los años cuarenta del siglo XX, Reich la denominaría vegetoterapia. El texto donde se considera que Reich formula los principios básicos de la vegetoterapia fue redactado y publicado a mediados de los años treinta, con el título Contacto psíquico y flujo vegetativo. Una contribución a la teoría del afecto y la técnica del análisis del carácter. Este documento se basa en la exposición que Reich presentó, en agosto de 1934, ante la XIII Conferencia Psicoanalítica Internacional, en Lucerna, Suiza, y posteriormente lo incluyó como apéndice a la segunda edición de su libro Análisis del carácter (Reich, 1945). Sin embargo, la formulación del término vegetoterapia y su tematización ocurre hasta abril de 1937, cuando aparece "El reflejo del orgasmo. Preimpresión de un tratado sobre vegetoterapia caracteroanalítica" (1937a), documento que Reich retomó en escritos posteriores, pues se atenía al sistema nervioso vegetativo. De vez en cuando a esta terapia la llamaba bioenergética, nombre que finalmente prevalecería, sobre todo porque Alexander Lowen (1958), discípulo de Reich, la implementaría y desarrollaría con amplitud.
14. En realidad, la premisa para todos estos aportes científicos de Reich y sus correspondientes implicaciones políticas, tanto en lo referente a la crítica de la psicología de masas del fascismo (el negro, el rojo, y el "colorido" propio del american way of life o estilo estadunidense de vida), como del principio de muerte, del análisis del carácter y del análisis de las resistencias que abrirían la puerta a la fundación de terapias psicológicas corporales, etcétera, constituyó el primer descubrimiento de Reich: la función del orgasmo para la economía libidinal y por lo tanto para la salud, sanía o armonía psíquica. En 1927 publicó el libro La función del orgasmo en el que reconoció a lo largo de toda su vida su aporte científico original y del que dependían los demás. Por lo que en cada nueva edición Reich le añadió nuevos capítulos, con los subsiguientes descubrimientos científicos que realizaría: el análisis del carácter, la crítica de Tánatos, la psicología de masas del fascismo, la plaga emocional, la bioenergética, etcétera. De tal suerte que la última edición de La función del orgasmo (1992 [1927]) constituye una recopilación resumida de toda su obra, al tiempo que la columna vertebral de ella y la bitácora de la entrada científica de Reich, así como una especie de autobiografía intelectual.
15. Por lo que no sólo es un libro recomendable, de lectura obligada, para quien quiera saber acerca de Reich, sino es una obra amena e interesantísima que ofrece el fresco de una gesta científico–política y biográfica de importancia meridiana para la modernidad y su crítica. Una obra única, que de por sí constituye una intervención cultural que refleja la unidad de propósito del desarrollo científico de un hombre y la unidad —en ese propósito— de la ciencia y la política, el saber, la verdad y la felicidad. Libro en el que la vida y obra de este hombre revelan la esencial importancia que estos temas tuvieron y que él quiso darles paso a paso.
La puesta en escena material que tiene la libido sexual en el orgasmo, le permitió a Reich consolidar una concepción materialista de la libido; además de medir su magnitud (o potencia orgásmica) —cuando que Freud se atenía a una consideración sólo cualitativa e imperfecta de la libido—, así como establecer con nitidez el carácter biológico de su sustancia y su forma de movimiento, según se revela en el "reflejo de orgasmo" y en la ondulación corporal involuntaria, a la vez que en los movimientos clónicos que durante él tienen lugar (Reich, 1992 [1927]).
16. De suerte que —sobre todo la forma de movimiento, en tanto aspecto material de la libido tan característica del orgasmo—, le permitió a Reich reconocer maneras análogas de movimiento biológico en animales y en células.
17. Después observó también movimientos moleculares de compuestos complejos de química orgánica, originadores de la vida (biones) (Reich, 1937b).
18. Posteriormente, pudo reconocer formas de movimiento análogas en la atmósfera, en las plantas, y debido a que en todos los casos se trataba de formas de movimiento análogas a las encontradas en el orgasmo, a la forma de energía que observó así la denominó orgón —donde la libido es sólo una figura de éste— y a las formas de movimiento inversas, que reconoció como antivitales, las llamó orgón de muerte o deadly orgon (DOR) (Reich, 1951), lo cual es característico de las malas emociones, de la génesis del cáncer, o de lugares sombríos, pantanosos, de agua estancada y en procesos de putrefacción.
19. La reflexión respecto del DOR en conexión con las emociones de las personas sustentó su idea de impulso de muerte (reactivo) y de plaga emocional —involucrada en el racismo o en la psicología de masas del fascismo—, así como el desarrollo de enfermedades fisiológicas, como el cáncer, con lo que ofreció un decisivo aporte a la ciencia médica.
20. Pero el descubrimiento del DOR le permitió recuperar —de sus análisis del carácter— el carácter genital,opuesto al neurótico y el apestado, a fin de comprender la situación psicosocial o, si se quiere, la dialéctica de la relación líder-masas en forma original y profunda, como lo revela el libro El asesinato de Cristo (Reich, 1953). En el que nuestro autor nos revela los mecanismos psicológicos de la envidia; en términos diferentes a los de Melanie Klein (1957), muy proclive a la vertiente tanática de Freud.
El carácter apestado en la función política se muestra ya sea como líder o como seguidor, caracterizado con el nombre de Modju; el cual es resultante de la fusión de Stalin (esto es, Iósif Djugasvilli) y de Mocenigo, mecenas renacentista, admirador envidioso de Giordano Bruno, a quien luego de ayudar, lo traicionó y entregó al Santo Oficio.
Mientras que el carácter genital en la función política se muestra de manera ejemplar en Jesús, por ejemplo, en torno a quien se desplegaron mecanismos de admiración, dependencia y envidia, que promovieron su exaltación y, luego, su asesinato.
21. El libro constituye —y eso está explicito en su apéndice— una advertencia política para los líderes auténticos y un señalamiento político de la necesidad de forjar líderes de nuevo tipo.
Antes de proseguir con la exposición, hay que poner en relación Psicología de masas del fascismo (1933), incluido Hitler como su líder, por un lado, con Escucha pequeño hombrecito (1948), en el que Reich caracteriza al hombre masa y lo denuncia ante sí mismo, a fin de que se zafe de esta condición enajenada y sepa discernir entre líderes falsos que lo someten y líderes auténticos con los cuales puede luchar por su liberación y la del resto de las personas. Mientras que en El asesinato de Cristo (1953) analiza de forma preponderante al líder auténtico y lo pone sobre aviso de la trampa histórico psicosocial en la que se encuentra, a fin de que la pueda sortear.
22. Desde la época de la Sex pol (1930–1933), Reich se interesó por la pedagogía y la crianza de los niños. Su Psicología de masas del fascismo y trabajos correlativos lo convencieron poco a poco de las dificultades psicológicas, de acorazamiento caracterológico, con los que topa un movimiento revolucionario anticapitalista, y los asumió como los más difíciles de superar, por encima de las dificultades económicas, políticas y culturales. El pequeño hombrecito y sus líderes apestados a lo Modju proceden a falsear y desviar todo intento auténtico de renovación libertaria, hasta trabarlo por completo. El fascismo negro, el rojo y el colorido del american way of lifeparecen inexpugnables, si nos atenemos a la acción posible que podrían desplegar los adultos hombres y mujeres. La esperanza no está pérdida, sin embargo, y se puede afianzar de manera firme en los niños —cuanto más pequeños, mejor—, por carecer de coraza caracterológica. Una crítica radical de la crianza y la educación compulsivas, basada en la función del orgasmo y en el carácter genital, muestra que la naturaleza y el instinto sexual no constituyen un caos sino un reflejo (de orgasmo) bien regulado ondulatoria y clónicamente. La forma rítmica del movimiento orgonótico implica la autorregulación pulsional. Reich construirá su pedagogía y puericultura en torno al concepto de autorregulación frente a la intervención compulsiva que interfiere el flujo orgonótico del infante, torciéndolo hacia comportamientos mecánicos y antiorgásmicos acorazados proclives al sadomasoquismo y el narcisismo, el autoritarismo, la agresividad y la autodestrucción. Como parte de su legado, Reich dispuso la creación del Infant Trust para la protección de la niñez frente a la peste emocional y la intervención acorazadora y anturevolucionaria. En todo ello se involucra un descubrimiento científico, una denuncia y una intervención políticas que se deben de tomar muy en cuenta.
23. En fin, el acumulador de orgón para recargar vitalmente al organismo, en especial para prevenir o curar el cáncer (Reich, 1943), para disparar a las nubes a fin de hacerlas llover o para entrar en contacto con extraterrestres (Reich, 1957b) constituyeron otras tantas aplicaciones técnicas de los descubrimientos de este autor respecto del orgón. Por la apariencia imposible, fantasiosa mística o esotérica de los referentes teóricos de estos aparatos, la leyenda de la locura de Reich se vio alimentada en forma descomunal. Psicoanalistas, por un lado, intelectuales de izquierda sectarios, por otro, vieron terreno propicio para desprestigiarlo política y científicamente y sepultarlo, cerrándole el paso a sus múltiples desarrollos científicos.
24. En todo caso, la gran gesta científica y política de Reich es indudable, pero es necesario estatuir y hacer visibles todas las partes de que se compone, pues se la ha fragmentado y mutilado, censurado, marginado y despreciado con diversos motivos, carentes de fundamento científico y motivación sinceras. Vista como un todo, ofrece una vasta investigación, que cruza las ciencias sociales y las ciencias naturales: medicina, física quántica, bioquímica, biofísica, astronomía, meteorología, etcétera. En efecto, la teoría del orgón y los descubrimientos que la suscitaron, así como las aplicaciones prácticas que derivan de ella y que en parte la comprueban, replantean el tema de la unidad de dichas ciencias, así como el de la sociedad y la naturaleza.
Michael Schneider (1980 [1979]) le criticó a Reich su aceptación de la dialéctica de la naturaleza de Friederich Engels, como si sólo se tratara de una cuestión dogmática influida por el estalinismo del que Reich no se desembarazará. Pero como vemos, su gesta científica unitaria no sólo se puede decir que se vio guiada fructíferamente por una concepción como la de la dialéctica de la naturaleza (y la de la sociedad), que involucra la unidad de las ciencias naturales y sociales como correlato de la unidad de todos los ámbitos de la realidad, más aún, los resultados de esta gesta, unificados por Reich en una vasta y multiforme teoría del orgón, ofrecen una base inopinada dialéctica o no para hablar de la unidad de las ciencias y de la naturaleza y la sociedad. Así, por un rodeo vuelve actual la necesidad de una nueva reflexión acerca del tema de la dialéctica de la naturaleza, aparentemente cerrado o si se quiere dogmáticamente cerrado en el sentido de rechazar dicha dialéctica (Veraza, 1997).
Después de llegar a esta cumbre y tener un panorama sucinto de los aportes reichianos para el siglo XXI, podemos abordar ahora ciertos aportes para cuya comprensión no es suficiente el señalamiento y la sucinta explicación de su significado, sino que obligan a una reflexión más compleja para entenderlos.